Su ubicación le regala unos atributos difíciles de encontrar en cualquier playa. Se trata de una cala muy pequeña completamente virgen rodeada de pinos y pequeños acantilados. Es un auténtico regalo para los sentidos sumergirse en sus aguas transparentes.
Es una playa solitaria aunque se encuentra relativamente cerca de un núcleo habitado. Podréis llegar caminando desde s’Amarador pasando por Cala Mondragó o bien ir en coche hasta la urbanización que se halla en sus proximidades